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Acabo de volver a casa, bueno volví esta mñn después de17 horas de bus de las que he dormido 15 de un tirón. staba febril y exhausta. Pero nada más poner los pies en Turquía mi cuerpo debió reconocer que estaba en casa porque se me fue la fiebre, sweet Ankara home :)
Me he puesto malita porque desde que pisé Georgia no he parado de tiritar de frío ni un solo momento. Me despertaba por las mañanas con dolor de la barriga, brazos y piernas de haber dormido contraida por el frío, jamás en mi vida he sentido algo así. Además los últimos dos días apenas podía comer, yo creia q era por el frío ahora creo q era porque ya m estaba poniendo malita. Así que durante dos días apenas sólo he bebido té caliente y vodka (vaya combo).
A parte de esto, Georgia es con diferencia de los lugares más bellos q he visitado en mi vida. Las ciudades tienen algo tan romántico... cuando llegamos a la capital y mirabamos las caras Xubane me dijo "¿Te das cuenta de que todas estas personas han visto la guerra con sus propios ojos?". Y ahora que veo no sólo son las personas, también las calles y las casas tienen un espíritu distinto, que no es gris ni triste, es el recuerdo de una guerra por una independencia reconocida. Se parece más a una sonrisa cansada.
Me enamoraría de este lugar. El aire tiene algo, dan ganas de quedarse alli a ver llegar la primavera y poder subir a las montañas. A ver cómo puedo ingeniármelas para volver en abril o mayo, tampoco descartaría volver sola. También echo de menos estar sola.
Me he sentido muy bien alli, con mucha paz.
También la comida tiene algo entrañable, es de esos sitios en los que la comida aún conserva cierto ritual de disfrute, y en los bares sirven comida casera hecha con cuidado como nos la hacían nuestras abuelas.
Estuvimos en un pueblo, Mtksheta, donde no había electricidad, ya sabes que alli es muy cara, y todo estaba cerrado. Nos quedamos a dormir en casa de una señora viejísima que tenía cara de haber vivido cien años y nos preparó un almuerzo delicioso. Como hacía mucho frío nos compramos unos gorros rusos de esos de pelo de oveja, entero de pelo blanco muy divertido. Después entramos en la iglesia y tuvimos la suerte de coincidir con la "eucaristia", nunca había estado en una celebración ortodoxa, me gustó muchísimo, sería muy largo explicarlo por aquí... Sólo te diréque el párroco se acercó a nosotras con el pan consagrado para que comulgáramos... y comulgué!! con pan de verdad, mojado en vino. Qué raro!!
Después fuimos a tomar algo a un bar q sin electricidad tenía dos pequeñas velas blancas colocadas en una mesa, y daba una imagen tan entrañable al lugar, casi mágico, trascendental. Me dieron ganas de ser artista para poder transmitir a alguien de algun modo como las sombras nos envolvían y mecían, haciendo que me sintiera medio adormecida y encandilada por el olor del aire, las velas y los susurros de la mesa de al lado.
Pero es la primera vez que le cuento a alguien un viaje,y como te digo estoy malita. Me cuesta un poco escribir tanto.
muy bonita esta entrada...
ResponderEliminar:)