miércoles, 26 de noviembre de 2008

De religiones y otros caos.



Durante un montón de años de mi vida he hecho un verdadero esfuerzo por creer en la existencia de algún Dios, me preocupé por conocer las cinco religiones mayoritarias y las creencias de algunas culturas desfavorecidas. Hasta fui durante un tiempo a grupos de fe (¡Todos sabemos lo que salió de aquello, mejor no recordarlo!).


Mi abuela fue monja me llevaba a misa y catequesis, aún así suspendía religión en el cole de curas, creo que es porque nunca encontré a Dios por ningun lado.


La semana pasada asistí a una eucaristía y en vez de quedarme en la puerta entré al oficio.
Creo que nunca había visto un grupo de personas sintiendo tanta fé como aquellas. Sentían algo que yo nunca voy a tener (y menos a estas alturas cuando ya ni siquiera creo que Dios exista): La tranquilidad de que todo sucede respondiendo a un orden superior. Mi madre dice que sus pacientes creyentes cuando se enfrentan a una enfernedad dura lo hacen con más entereza que los ateos, pero no sé si me lo dice para convencerme, porque yo no creo que sea cierto.


En ese momento admiré más a esas personas que sienten a Dios y hasta me dieron ganas de reemprender esa búsqueda. Luego vuelvo a mi casa y en realidad sé que desde hace mucho yo sólo creo en las personas (por suerte no en todas) y en las configuraciones atómicas (tampoco siempre).



Si el Señor es mi pastor nada me falta...

domingo, 16 de noviembre de 2008

3'1416


Entonces vinieron los días grises, o quizás yo creí que eran grises. Vinieron los dolores de garganta por aguantar las lágrimas, el ahogo y por tanto el asma. Las noches largas con los ojos abiertos. Todo pasó (claro, todo pasa), y me qudé sola en el colchón que antes ocupabamos dos.

El mismo colchón vió como dos pares de pies se enredaban entre risas y mantas.

Desde entonces cada noche he hundido la nariz entre rizos y me he despetado buscando esa fuente de calorcito que viene de ese otro lado del colchón... ¿De verdad ha pasado ya tanto tiempo? ¿o tan poco tiempo?


Ainsss que me gustan esos rizos...

lunes, 10 de noviembre de 2008

Modo Maruja ON


Voy a escribir sobre algo tan insulso como los pimientos verdes.

Desde que me fui a Tarfia he vuelto a cocinar, en modo pucheros y guisos.

Cocinar implica hacer la compra, hay tres modos de hacer la compra; puedo ir a la nevera de mi madre, al frutero de mi madre y pedir que le apunte la cuenta o si ando mal de tiempo bajar a comprar al supermercado (Tarea que por cierto me deprime bastante porque me parece que esos alimentos hace de todo menos alimentar).

Pues la historia es que el super de debajo de mi casa ha subido el precio de los pimietos, al doble. Sí, el mismo pimiento que la semaa pasada valía 0'30€ (cetimos arriba o abajo) Ahora vale 0'70€, sea como sea de grande el pimiento, todo a cambio de haberlo embolsado en un plástico que encima no es reciclable.

Y estoy indigada, por la asquerosa calidad de las verduras enplasticadas, por el precio, y porque mi querido mercado de Triana está demasiado lejos para comprar siempre allí.

Eso es todo, esa es la estupidez de hoy.