martes, 28 de junio de 2011

63 casillas en cuatro tiradas

A veces me siento un poco como si alguien me hubiera guardado dentro de una manzana verde en un congelador, mis caminos nunca pasan por casa, parece que vivo de oca en oca y ni me creo la suerte que tengo. Ojalá mi nombre esté descansando en algun congelador, u ojalá yo creyera en la magia, porque así sabría al menos que esta vez voy a salir bien.

Pero no sé por donde empezar, y como ya dijo alguien este es el Biggest challenge. Si pensamos que es un juego seguro que me las apaño para ganar. Sólo tengo que ser metódica y paciente. Tengo que salir a correr por las mañanas y andar con los ojos bien abiertos.

domingo, 5 de junio de 2011

La vida secreta de ls palabras, sábado de resaca

"-...Porque si decidieramos irnos a algún lugar juntos, me da miedo que un día, hoy no, quizás... quizás... quizás mañana tampoco, pero un día de repente puede que empiece a llorar y llorar, y llore tanto que nada ni nadie pueda pararme y que las lágrimas llenen la habitación y que me falte el aire, y que te arrastre conmigo y que nos ahoguemos los dos.

-Aprenderé a nadar Hanna. Te lo juro, aprenderé a nadar."

(suspiros)

Qué gran película.

Veinte horas de sueño seguido, los 18 días que parecen años, la no-gripe que no estoy incubando, los dos últimos exámenes, la pereza y el huecco.

jueves, 2 de junio de 2011

No es aquí

Estoy estudiando en mi cuarto, con la ventana abierta a las hordas de mosquitos y al fresquito que dejan las tormentas de verano. Suficiente fresquito para llevar una sudadera y la manta élfica en las piernas.

Mi barrio es bastante silencioso, no pasan coches, sólo se oye el murmullo de la ciudad en sí misma, cinco millones de habitantes hacemos mucho ruido. Siempre el mismo cadente sonido que te aliena de tu propio sentido, entre tanta gente es difícil hacer que tu ruido destaque. No sé cómo explicar a qué suena Ankara, cuando vine me sonaba a claxon, a veces me suena al silencio de la gente que mira, casi nunca me suena a verde.

Hace unos segundo he escuchado un pitido con eco lejano... y mi cerebro, creyendo que estaba en casa ha dicho "Un clarinete, están las bandas ensayando en el río", la sonrisa no ha llegado a abrírseme en la cara, porque he recordado que es mentira. Que aquí no hay música en las calles ni tampoco un río que lleve las marchas de las bandas por su cauce, que si los mosquitos pican igual no sé de donde sacan las ganas ni donde dejan la puesta en una ciudad seca y gris cual desierto de cemento.

Debió ser un caminón por la carretera que rodea Bahçelievler.