viernes, 6 de abril de 2012

Primera Sexta feira

Aquí parece que siempre es verano, y que esté en un piso de playa. El calor que entra por la mientras duermo es muy familiar, es reconfortante. Parece que haya vuelto y no llegado, quizás sea que la mayor parte de la vida me vivió en verano.

Vivo en un condominio, lo que significa cámaras de seguridad en cada esquina y tres cerraduras distintas hasta llegar a mi casa. No tenemos seguridad privada, pero sí una limpiadora cada dos semanas que cobra 60reais por una jornada completa de trabajo, unos 25€ por ocho horas de trabajo que se traducen en tres euros la hora.

La leche es carísima y sabe a todo menos a leche, el agua sabe a rayos y para disimularlo la mezclan con Tang, que si de chicos os gustaba probar a beberla ahora, es una cosa dulce horrorosa. Como arroz dos veces al día y mis cuatro compañeras de piso me cocinan cada día una comida brasileña distinta.

Vivimos cinco en un piso de unos 60m, en tres cuartos. Es la primera vez en mi vida que comparto tanto espacio. El fantasma de la huella ecológica se está vengando de mí.

Mi barrio, mi distrito, es bastante pobre. Salvo un par de condomios casi todo son favelas. Favelas de gente con bastantes necesidades, unas muy honradas y otras con más necesidades aún.

Así que es norma general no andar sola por la noche, ni hablar inglés fuerte, ni parecer gringa, ni llevar dinero, ni conducir coches grandes, ni llevar teléfonos bonitos... Dicen mis compañeras de clase que son cosas normales, cosas de cualquier parte.

Los bares, y todo lo demás, cierran a las once para controlar la violencia, que dicen han reducido muchísimo. En los 90's Diadema era la ciudad con el índice de violencia más alto de America del Sur, un regalito. Pero quién la ha visto y quién la ve, el gobierno de Sao Paulo puja fuerte por la rehabilitación, como todo en Brasil parece que tiene éxito y para ayer.

Aparte de toda esta mierda, estoy agustísimo. Estoy orgullosa de llevar exactamente el mismo tipo de vida que llevan los demás estudiantes, aún cuando como la mayoría de ellos duermo en un colchón tirado en el suelo del cuarto compartido porque comprar una cama completa es demasiado dinero.

En cualquier caso, a partir de ahora que asenté un poco la idea de dónde vivo procuraré sólo hablar de las cosas bellas de vivir aquí, las cosas menos bonitas que se las lleven a otra parte pero aquí no quedarán escritas.

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