martes, 28 de septiembre de 2010

Die unendliche Geschichte.


¿Recordáis la escena de la historia interminable en la que el hombre de piedra conoce al caracol de carreras y al murciélago? Justo al ppio de todo, cuando comienzan contarse entre ellos que la nada avanza, que lo devora todo, nada puede detenerla y que todo cuando conocen está siendo destruido en el mundo de Fantasía. Pues así me siento yo hoy.

Entre otras cosas la erasmus existe para conocer a infinitas personas diariamente. Tantas que para mí es difícil recordar quién estuvo en tal o cuál lugar.

Esta noche en mi casa hemos tenido un encuentro muy interesante que ha comenzado por drogas y ha acabado por políticas nacionales. Como si fuera un chiste, un holandés, una turca y una española discuten en una cocina sobre las políticas de sus paises... Es desolador comprobar como el mismo sentimiento de vacío y decepción que existe en España, la desconfianza hacia la democracia, el absurdo bipartidismo y el hastío de tener que mantener al aprovechado de turno son en realidad sensaciones generalizadas entre jóvenes de otras democracias. Y no hablo de la vaga e infantil respuesta de "Bah,los políticos siempre igual" hablo de una real y madura preocupación por la realidad de nuestras sociedades.

La sensación creada en España, desde mi punto de vista gracias a una oposición precaria, de que el futuro sea como sea será oscuro hace, a mi parecer, que muchos jóvenes queramos sortear esta suerte migrando de beca en beca a otros lares, o de manera definitiva en otras ocasiones.
Cuál es mi sorpresa cuando descubro que no es un sentimiento único en nuestro país, no es un problema de nuestra oposición de mierda. Es un sentimiento generalizado, al parecer, entre las democracias europeas estables. Po toma.

Ahora, ¿Qué siento yo? Pues desolación y tristeza. Me voy a la cama feliz por haber tenido un día maravilloso. Pero un poco triste por no ver muy clara donde está la salida de este nubarrón que no tengo yo tan claro que no sea más una falacia de las propias habladurías y malas interpretaciones.


(Vale, yo era la única erasmus en la cocina)

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