martes, 22 de junio de 2010

El subsconciente.

Hace un montón de años cometí la mayor metedura de pata amorosa de mi vida, que desencadenó en una de las historias más largas que he vivido nunca. Durante los tres años que duró la historia más larga jamás vivida soñé semanalmente con la misma situación, estaba yo intentando solucionar aquella metedura de pata, etc, etc. Recuerdo haberme despertado algún día sin tener muy claro si realmente había sucedido o no. El caso es que los sueños acabaron el día que acabó la larga historia.  Era algo más que cargo de conciencia lo que yo sentía

Tardé casi dos años más en disculparme por mi metedura de pata e hicieron falta una botella de ginebra, por mi parte para armarme de valor, y una de whisky por la otra para no mandarme a la mierda. Pero lo hice, y fue hasta divertido.

Tuve infinita de suerte.


Siempre tengo infinita suerte aunque haya veces, como ésta, en las que no me la merezca.


  Prendido a tu botella vacía,
esa que antes, siempre tuvo gusto a nada.

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