Parece que alguna parte de mí aprendió a controlar el consciente porque las conversaciones nocturnas con personajes soñados se repiten cada vez que me niego a hacer algo que estoy deseando empezar.
Hacía ya dos años que no me sentía acosada por mis propias inquietudes y de repente tienes que venir tú a mi cama cada noche a llamarme al hombro:
Vaya, tú otra vez aquí. Es el
tercer día que sueño
contigo.
(Mi sueño me sonríe)contigo.
Tú sabes por qué es eso, no?
Claro que lo sé.
(Yo voy de sobradahasta soñando).
¿Entonces a qué esperas?
Mmm...Creo que ya está hecho.
Ya no me quedan excusas.
Lo sé, ¿A qué esperas? Abrázame que tengo sueño
y estoy demasiado cansada
para hablar de eso.
y estoy demasiado cansada
para hablar de eso.
Y me mira con esa cara de TBC que me hace sentir superpequeña, pero en el fondo me encanta porque en realidad me encanta que me vacilen y jugar a jugar. Y ahí se acaba el sueño, lo último que recuerdo es la sonrisa discreta del que sabe que ha ganado. Pero no recuerdo si era mi sonrisa o la de mi sueño.
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